Hace ocho años comenzó un seminario que cambió (sin habérnoslo propuesto), radicalmente, nuestra percepción de cualquier clase de estudio pasado, presente o futuro. El puntapié inicial fue, a todas luces, un curso de ortotipografía, una serie de lecciones acerca de cómo proyectar en el plano (volcar en dibujos) las melodías en sordina a las, con cierta falta de destreza, llamamos «pensamientos». Repentinamente, en el curso del primer año, hizo su aparición la sombra del R.P.

Aun para la tolerancia fingida del siglo XXI, existe una cuestión irremontable. Puesta a modo de pregunta agridulce, grita jaque mate  a...

En caso de que alguien la formule, nunca se difunde la pregunta de por qué las personas solo escolarizadas dan por sentada la existencia...

Enigma del siglo XXI iberoamericano: las variopintas titulaciones terciarias parecen genéticamente incompetentes para adueñarse de la modulable aplicación de los signos auxiliares, propios de la ortografía normativa del español panhispánico. Apenas pueden lidiar con las letras. Qué enigma. En efecto, no hay meme ni mensaje regurgitado en las redes sociales en los que no refulja la ignorancia mordiente hasta de la ortopografía más elemental. ¿Los signos puntuarios, las tildes,

A pesar de la imparable grafomanía de los últimos dos siglos y medio, parece que pocos se hacen una pregunta que, de otra manera, se...

En un último esfuerzo, considérese la siguiente frase de Francis Bacon: La ficción brinda una sombra de satisfacción a la mente humana...